Breve paradoja devenida de no entender lo que es una lengua

“Los egipcios trataban de bárbaros a todos los pueblos que no hablaban su lengua”. Dice con malicia Heródoto de Halicarnaso (considerado para algunos como el “inventor” de la historia y para otros como un simple mentiroso que contaba historias ficticias como si fuesen verídicas). Para estas culturas la lengua no era una mera convención social, era la expresión misma de una religiosidad, de forma tal que la palabra y la cosa nombrada eran una sola. Si uno nombraba, invocaba. Por eso es que quienes no hablasen su lengua eran bárbaros, brutos. Heródoto se dedica luego, a mostrar cómo los griegos recibieron de Egipto sus dioses, su ciencia y sabiduría. Cómo se embebieron culturalmente de aquello que conquistaron, y dentro de ese empaparse de la cultura egipcia, otra de las cosas que los griegos apropiaron fue esa idea de que toda lengua que no sea la propia era síntoma de barbarie y brutalidad ajena a la religiosidad. La paradoja está en que los griegos hablaban otro idioma, apartado del que hablaron los egipcios (hasta con raíces idiomáticas completamente incomunicables), es por lo tanto que la propia adaptación cultural partía de un error gigante.
Culturas, o núcleos de conocimiento diferentes son incomunicables entre sí, dijo ya en el S XX Gadamer.

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