Como siempre, convencido de que tengo un pedacito de razón

Saliendo un poco del templo desagradable que convirtió un motín carcelario en un reallity show al que sólo le faltan votaciones por sms y evitando hacer referencia a que, si bien para Pedro Bordaberry debe ser así, bajar la edad de imputabilidad no resolverá los problemas carcelarios (a esta altura culturales) del país, cabe hacer alguna reflexión, sobre todo aprovechando que el tema está bien en la agenda, y como todos sabemos, los medios pueden no decirte explícitamente qué es lo que tenés que pensar, pero sí te van a decir sobre qué tenés que decidir que vas a pensar.
El Estado de control se opone al Estado terapeutico. Al menos en Uruguay lo que parecemos tener es un Estado únicamente dedicado al control, puesto que la función relacionada a la curación de algo considerado desviación o mal parece sesgada, cuando siquiera existe.
Es un asunto estructural ya, las cárceles son regentadas por el Ministerio del Interior, el "combate a las drogas" (que en realidad es el combate a algunas drogas, solamente) y tantos otros asuntos de "seguridad" se enfocan sólo desde un punto de vista punitivo. A eso se le suma que la mayor parte de los discursos que se oponen al punto de vista punitivo parecen sólo darse mania para hacerlo desde un punto de vista blando y torpe vinculado con "ponerse en el humano y débil lugar de quien roba" o "drogas libres".
Es una afección estructural, porque su propia ubicación en la agenda gubernamental lo denuncia, el Ministerio de Educación y Cultura hace de cuenta que las drogas y la forma en que los presos deben reinsertarse a la sociedad son temas que no le competen en absoluto. La prevalencia de un Ministerio dedicado a control y la represión sobre este tipo de situaciones denuncia que, como sociedad, no sabemos enfocarlas desde otro punto de vista.

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