Yothi

Koudelka
Por todas parte apareció la noticia "murió Yothi, la elefanta del Zoo municipal". Yothi no murió, a Yothi la limpiaron, se la sacaron de encima, la sacrificaron.
El mismo país en el que encarceló y quemó en una hoguera mediática a los enfermeros asesinos o piadosos (adjetivo a gusto del lector) se suaviza la muerte de un animal con el mismo tipo de eutanasia.
Cuando en Uruguay nos reímos y fingimos indignación por el pelotudo del Rey de España que anda baleando elefantes por África nos olvidamos que lo único que nos diferencia es que no tenemos (que yo sepa) reyes ni elefantes autóctonos, el destrato a la vida animal no entiende de países ni coronas, total, son bichos, hay cosas más importantes, los goles del Canguro Porta por ejemplo, ese animal sí que nos interesa. 
Los encargados del Zoo dijeron que "con mucho dolor" procedieron a cortar en pedazos a la elefanta, cosa contradictoria si la hay, para enterrarla.
Yothi debió haber vivido su vida de encierro penitenciario en el Parque Lecocq, que al menos es un lugar con un árbol y espacio como para que un elefante camine y no se enferme de lo que se terminó enfermando. En lugar de eso, Yothi fue confinada al lugar sin espacio ni naturaleza, y cuando murió se la descuartizó y ahí sí, se acordaron del Parque Lecocq, ahí fue donde los municipales la enterraron, bien hondo, donde va lo oscuro y lo cínico, el cinismo municipal. 
Durante mucho tiempo se le cuestionó a autoridades como Fernando Cirillo (Director del Zoo, veterinario de profesión) por qué no trasladar a Yothi a un lugar más digno, con más espacio para que pueda moverse y evitar, entre otras cosas, una enfermedad como la que padeció durante sus últimos días de vida (¿vida?). Cirillo se embanderaba en su humanismo medicinal de arrogarse el derecho de la vida y la muerte como un trámite administrativo más para decir que trasladar al animal implicaba el riesgo de que éste muera por alguna falla cardíaca causada por el stress, siglo XXI y no sabemos mover un elefante, que se ve que nació por generación espontánea en el Zoo municipal y no porque no tenían dónde echarlo y en realidad su destino era Brasil...
Es curioso como Cirillo es un humanista acérrimo y comprometido que protege la vida del elefante al no trasladarlo y dejarlo recluido en un lugar que ni para animales es, también es curioso como el mismo Cirillo es el mismo humanista acérrimo que decidió matar al elefante para acelerar su muerte.
Esto de acelerar la muerte me causa gracia ¿qué acaso pensaron que Yothi iba a vivir eternamente? con el criterio de que le acelerás la muerte y evitás que sufra se podía justificar el traslado a Lecocq, por ejemplo. Porque total, si se moría en el camino le aceleraron la muerte. Con el mismo criterio pero en una situación más absurda le podrían haber pegado en escopetazo en la cabeza a los dos días de tener al animal en Montevideo, le habrían acelerado la muerte también.
Repasemos: Cirillo deja encerrado en condiciones penosas a un animal que tarde o temprano iba a enfermarse por estar ahí, lo hizo por convicciones humanitarias dado que trasladarlo sería poner en riesgo su vida. Luego el animal se enferma a causa de ese encierro y Cirillo lo manda a matar por convicciones humanitarias, para evitar que sufra ¿alguien entiende?

Yothi es un recuerdo, con suerte, uno triste.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Triste y lamentable.No tengo mas que agregar. MARI

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