for what it's worth

partamos de la base de que las cosas que más o menos van a suceder, pues van a suceder. uno como sujeto de la situación no tiene tampoco un real margen de acción tan amplio como nos gustaría creerlo. está un paso más allá de la sola idea de ser libre o elegir por nosotros mismos en relación a situación tal. es más bien la asunción de una fatalidad, algo inevitable. a nadie le interesa mucho lo que hacemos, a largo plazo digo. nos molestamos en cumplir con una serie de rituales repetitivos que a fin de cuentas nos dejan donde empezamos ¿y por qué nos molestamos? bueno, cada uno podrá sacar sus conclusiones si así lo desea. incluso no tienen porque estar de acuerdo con esto, que nada realmente merece mucho la pena. sé que cómo idea es un poco triste, que vamos, que asumir que da lo mismo, que te gastás y te vas a morir como cualquier hijo de vecino y lagartija, sin importar tus esfuerzos por evitarlo, ni tus cavilaciones o estupideces, bueno, que nada, que eso, tampoco vale la pena explicarlo mucho. todo tiene un fin medio seteado, cumplir un horario u otro, vivir depositándose a sí mismo en contextos y situaciones indeseables es... cómo decirlo... nada, es nada.


el proceso de desensamble del autoestima a veces comienza por la no radicación del objeto-cuerpo en un espacio geográfico fijo, asentado. la volatilidad del ser como cuerpo se derrumba sobre el ser como moral, lo aplasta y lo hace sucumbir a una sentencia absoluta: "no te molestes más, nada de lo que hagás lo va a cambiar, tu destino es lo que estás viviendo y estás condenado a su eterna repetición, incesante, simulacro de vida"

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