Humillación Benéfica

Nos pasa a diario, Southpark me iluminó (una vez más) encapsulando el concepto y poniéndole un nombre: Humillación Benéfica.
Vas al súper, comprás lo que sea, mierda comprás, te disponés a pagar e irte al diablo y el cajero es obligado a hacerte una pregunta molesta e incómoda: ¿desea donar su cambio para los niños cancerosos con SIDA y gripe que están refugiados y sin familia muriendo de hambre bajo el sol recalcitrante de Namibia? La verdad es que no, no se me canta. No los conozco, no quiero conocerlos, no quiero siquiera saber que eso existe y no me interesa que el súper del barrio intermedie dudosamente para acopiar mis donaciones y luego se saque cartel y obtenga reducciones impositivas por concepto de una "Responsabilidad Zoocial" que le sale gratis, se la garpo yo y encima busca hacerme sentir culpa por algo que está completamente afuera de mi alcance.
La Humillación Benéfica es eso, te humillan en plena cola de la caja para que vos dones algo a una supuesta causa que siempre termina siendo un golpe bajísimo a la ética más elemental.

Comentarios

También podés leer