Sobre conversiones

El bebé viene al mundo con un PIN bajo el brazo (había que proceder previamente a su activación). Una vez activado, el animalito aplaude irónicamente por su llegada a este mundo. Como una computadora de carne programada para hacer cálculos erróneos, la criatura sabe que se metió en algo que no podrá controlar. Acto seguido, entendiendo que tal como le pasó a Gregorio, con los años se convertiría en algo en lo que no deseaba convertirse, el bebé dijo sus primeras miles palabras:
"Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Estaba tumbado sobre su espalda dura, y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza veía un vientre abombado, parduzco, dividido por partes duras en forma de arco, sobre cuya protuberancia apenas podía mantenerse el cobertor, a punto ya de resbalar al suelo. Sus muchas patas, ridículamente pequeñas en comparación con el resto de su tamaño, le vibraban desamparadas ante los ojos.
«¿Qué me ha ocurrido?», pensó.
No era un sueño. Su habitación, una auténtica habitación humana (...)"

Comentarios

f ha dicho que…
excelente!!
aunque no te importe...
qwerty ha dicho que…
jaja, gracias, saludos!

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