sobre la tv

no tengo tv. no tendré tv. el supuesto encanto de un tv es algo que hoy día considero apagado de por sí, por encendido que esté el aparato. la tv ontológicamente emite su contenido, emitir está en su naturaleza, los rayos te iluminan exponiéndote como un tubo de neón. el cine, en cambio, recibe luz, la refleja. es entonces que la tv y el cine encuentran en su propia naturaleza cambios esenciales que explican buena parte de sus efectos. cuando estamos en un cine estamos ante todo inmersos en la imagen. frente al tv somos pasivos, la consumimos, entra en nosotros y no nosotros en ella.
independientemente de esos no soy de los que creen que la tv domina a las masas, umberto eco tiene un texto genial en el que explica detalladamente y con datos empíricos cómo es que es el público el que perjudica a los medios y no al revés. todos y cada uno de quienes observan tv son los responsables de que los contenidos de la misma sean una reverenda bosta en 95% de los casos (por tirar un número, claro...).
no tengo tv porque no tengo muchas ganas de entender qué las va esta sociedad, de enterarme qué ladrón robó dónde. siento que los niveles de exigencia en material cultural son extremademente bajos, que todo está pauperizado y se hace para el fácil consumo y desecho. eso no condice mucho con mi actitud ante la vida.
no queriendo tener nada que ver con la tv estoy aún así muy del otro lado del mostrador de aquellos que, como comentaba, sostienen teorías trasnochadas de control social a través de los mass media. no hay que dejarse mentir por esos románticos estudiantes de letras que confunden las cosas, la tv simplemente es un intento de entretenimiento, uno bastante aburrido. el resto es letra muerta, chamuyo sin asidero. la teoría hipodérmica se cayó ante el primer estudio que le hicieron.

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